Dormir durante un período corto de tiempo (es decir, tomar una siesta) puede ayudar a mitigar las deficiencias en el procesamiento cognitivo causadas por la privación del sueño, pero hay investigaciones limitadas sobre los efectos de las siestas breves. La última, la realizada por el Laboratorio de Sueño y Aprendizaje de la Universidad Estatal de Michigan (Estados Unidos), señala que una siesta breve durante el día no alivia la falta de sueño tras una noche de insomnio.

“Nos interesa comprender los déficits cognitivos asociados a la privación del sueño. En este estudio, queríamos saber si una siesta corta durante el periodo de privación mitigaría estos déficits. Descubrimos que las siestas cortas de 30 o 60 minutos no mostraron ningún efecto medible”, explica Kimberly Fenn, líder del estudio.

El sueño de ondas lentas, o no REM (NREM), es la etapa más profunda y reparadora del sueño. Se caracteriza por ondas cerebrales de alta amplitud y baja frecuencia, y es la etapa del sueño en la que el cuerpo está más relajado, los músculos están tranquilos y el ritmo cardíaco y la respiración son más lentos.

“El NREM es la fase más importante del sueño. Cuando una persona no duerme durante un periodo de tiempo, incluso solo durante el día, necesita dormir; en particular, necesita el NREM. Cuando los individuos se van a dormir cada noche, pronto entran en el NREM y pasan una cantidad sustancial de tiempo en esta etapa”, afirma Fenn.

Fenn espera que los resultados del estudio subrayen la importancia de priorizar el sueño y que las siestas, incluso si incluyen NREM, no pueden sustituir a una noche completa de sueño.

 

Fuente: El Nuevo Herald

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